Estás sentado frente a tu ordenador, en tu oficina o de vuelta a la rutina, pero en todo lo que puedes pensar es en playas paradisiacas, destinos de en sueño y el ruido de las olas del mar. Según los psicólogos, lo que te pasa es muy normal: estás sufriendo el llamado Síndrome Post-vacacional. Y esta semana es el pico del SPV: el momento en que nos sentimos más miserables.
A la vuelta de unas merecidas vacaciones, resulta más fastidioso que nunca el tener que volver a aclimatarse a las actividades monótonas de la rutina de nuestro día a día. ¡Por eso en Lunik, estamos decididos a facilitarte la reincorporación a tu vida!
Aquí te traemos algunos consejos que pueden ayudarte a aterrizas sin problemas de tus vacaciones:
Planea la vuelta de las vacaciones para dejar un margen de tiempo: Empezar a trabajar al día siguiente de volver de vacaciones puede no ser la mejor de las ideas: programa tu regreso para poder organizar todo con tiempo y hacerte a la idea.
Duerme de 7 a 8 horas diarias: Este punto es realmente importante si queremos adaptarnos a la rutina de manera progresiva.
Valorar la experiencia que hemos vivido: Hay una manera de valorar las cosas maravillosas sin dejar que nos desanime.
Integra tu nueva experiencia en tu vida cotidiana: Una buena opción es aprender a integrar las partes que más hemos disfrutado de nuestras vacaciones en el día a día; con esto conseguimos hacer de los recuerdos una estructura permanente y viva, que no tiene por qué evaporarse en el momento en el que cogemos el avión de regreso a casa.
Por ejemplo: ¿Has viajado a Japón y te encanta la cultura y el idioma? Si es así, una buena idea podría ser introducir en tu vida algo que tenga que ver con Japón como parte regular de mi vida; encontrando un restaurante japonés, una tienda especializada en alimentos… Incluso si no tienes suficiente tiempo para apuntarte a clases de idiomas, podría ser suficiente con comprar una vez a la semana un plato típico del país en cuestión en el camino de vuelta a casa después de un duro día en el trabajo.
Imagínate en un lugar agradable para lidiar con el estrés: Los estudios en neurociencia han demostrado que representarte mentalmente en un lugar donde te sientas bien produce un efecto saludable. Un estado mental agradable nos ayudan a dejar la negatividad y el resentimiento de lado.
Utilizar las nuevas energías como un impulso para los cambios: Ahora que tienes las pilas recargadas, puede ser el mejor momento para iniciar proyectos. ¿Acaso hay un mejor momento para llevar a cabo esas ideas que hasta ahora no te atrevías a ejecutar?
Reflexiona más a menudo sobre la vida que vives. Todos podemos idealizar las experiencias bonitas que experimentamos en vacaciones, de manera que cuando recordamos ese viaje o echamos un vistazo al álbum de fotos por unos instantes, las comparaciones se vuelven odiosas.
Ser capaz de aceptar el valor de lo que tienes se vuelve mucho más fácil cuando traes algunas de tus comparaciones a la tierra y reconoces que realmente no puedes tenerlo todo, al menos no de una vez o en un lugar en particular.