¿Qué es la toxina botulínica?

By in Lunik Blog

La toxina botulínica, más conocida como botox debido a que así se hacía llamar el primer medicamento de este tipo que se lanzó en el año 1980 en el mercado, es una proteína que actúa relajando la musculatura (la misma proteína que provoca el botulismo). Precisamente, es la capacidad que tiene el botox para producir parálisis muscular, la que permite su utilización en tratamientos con fines médicos y estéticos.

¿Cómo se aplica el botox?

La toxina botulínica se aplica por medio de inyecciones musculares que actúan sobre el músculo y bloquean las señales nerviosas que provocan la contracción muscular. El resultado es un músculo más relajado, factor clave tanto en la prevención de la aparición de arrugas y líneas de expresión como en el tratamiento para suavizar las arrugas ya existentes.

El Botox como tratamiento médico

Esta capacidad de inhibir los impulsos nerviosos en músculos para evitar la contracción muscular, convierte a la toxina botulínica en una opción perfecta para tratar diferentes tipos de condiciones y enfermedades desde el punto de vista médico tales como:

– La hiperhidrosis: La sudoración es una función que tiene nuestra piel para conservar una temperatura adecuada y constante en el cuerpo. En condiciones normales, un sudor abundante es causado por diferentes tipos de situaciones como el calor, el estrés, la tensión física o aquellas que en cierta medida impliquen emociones relativamente fuertes. Pero en el caso de la hiperhidrosis, la sudoración excesiva (localizada especialmente en pies, manos y axilas) se produce de manera incontrolable e impredecible sin motivo aparente, lo que puede provocar en las personas que sufren esta condición inseguridad, ansiedad social y una baja autoestima. Con un tratamiento a base de toxina botulínica en los casos de hiperhidrosis, se logra disminuir la actividad de las glándulas sudoríparas. Por medio de la infiltración de pequeñas cantidades de la toxina se bloqueará la función de las glándulas sudoríparas, resultando en una reducción en la producción de sudor de las áreas afectadas que durará entorno a los 6 meses.

– El bruxismo: El hábito inconsciente de apretar o rechinar los dientes que puede acarrear molestias en diferentes partes de la cabeza de conoce como bruxismo. A la larga, esta condición repercute en la calidad de vida de las personas afectadas, provocando cefaleas de tipo tensional, un desgaste en la dentadura y el esmalte, dolor de oído, problemas de tipo articular en la zona de la mandíbula y dolor facial. La aplicación de BOTOX en los músculos de la mandíbula combate de manera efectiva los problemas que conlleva el bruxismo, sin provocar los efectos secundarios de medicamentos (como los relajantes musculares sistémicos que pueden producir somnolencia o disminución de reflejos).

– El estrabismo: La desviación de la línea visual normal de uno de los ojos, o de los dos, también puede ser tratado con infiltraciones de toxina botulínica. De hecho, el primer uso que se le dio a esta neurotoxina en la historia de la medicina fue para el tratamiento del estrabismo en el año 1977 por Allan Scott. En este caso el médico oftalmólogo realizará una evaluación y procederá en los casos que considere a inyectar la toxina en los músculos oculomotores. Esto provocará la parálisis de los mismos para lograr que los ejes visuales tengan la misma dirección. Con este tratamiento se conseguirá que la desviación desaparezca por completo o disminuya en gran medida.

– La parálisis facial: Para lograr una expresión facial armónica.

– La migraña. 

– Las distonías o enfermedades neurológicas.

– El blefaroespasmo: es decir la contracción intermitente e involuntaria de la musculatura del ojo.

– Los dolores vertebrales.

– La incontinencia urinaria en parapléjicos.

El botox como tratamiento estético

Además de su indicación para tratamientos de tipo médico contra enfermedades y condiciones problemáticas, la toxina botulínica es idónea para tratamientos estéticos anti-aging. La eliminación de las arrugas faciales y la prevención de la aparición de éstas, puede llevarse a cabo por medio de pequeñas infiltraciones de toxina botulínica en las zonas deseadas. Sin duda, el botox ofrece claras ventajas ya que es un tratamiento mucho menos invasivo que la cirugía y que además se puede llevar a cabo en cualquier época del año. Además es una técnica casi indolora, cuyos efectos son rápidos (entorno a los 3 días empezamos a ver su acción sobre nuestros músculos) y con una duración estimada de unos 6 meses máximo.

Las inyecciones de toxina botulínica se utilizan habitualmente para el tratamiento de arrugas en el rostro. Especialmente las arrugas del contorno de los ojos y párpados (las patas de gallo), el entrecejo, las cejas, la frente y las comisuras de los labios. Aplicado en las dosis adecuadas actúa disminuyendo la contracción de las fibras del músculo que produce las arrugas y además retrasa la progresión en el tiempo de arruga de expresión a estática.
Por eso es muy útil de forma preventiva en nuestros protocolos de tratamientos personalizados e integrales.

¿Cuánto tiempo duran los efectos de las inyecciones de Botox?

El efecto de la toxina botulínica sobre los músculos dura un periodo estimado de 3 a 6 meses. Durante este período, los músculos se relajan, reduciendo de manera visible las arrugas. Una vez pasado este tiempo, los músculos vuelven a moverse y las arrugas reaparecen.

La parte positiva es que la toxina botulínica va actuando a largo plazo lo que produce que con cada pinchazo tras las primeras sesiones, los músculos se van educando obteniendo como resultado arrugas más suaves y unos músculos que contraen con menos fuerza.

¿Existen riesgos en la aplicación de la Toxina botulínica?

Si bien es cierto que los efectos adversos (como dolores de cabeza, reacciones alérgicas, rigidez facial, mareos, náuseas) son raros y no suelen producirse, es indispensable contar con la valoración de un médico especialista que prevenga y diagnostique en función del caso de cada paciente.

El enrojecimiento y la aparición de hematomas pueden aparecer en las horas posteriores al pinchazo, aumentando las probabilidades de su aparición el consumo de medicamentos (como la aspirina o anticoagulantes) durante la semana anterior a la inyección de botox.

Resulta de vital importancia que este tipo de tratamiento sea aplicado en centros y clínicas de medicina estética acreditadas, y siempre por expertos profesionales como  el equipo de Lunikpara evitar problemas mayores como la caída del párpado, expresiones artificiales o asimetrías faciales.

Siempre que uno se vaya a someter a un tratamiento como este, hay que asegurarse de contar con el mejor asesoramiento profesional que garantice la correcta aplicación de la técnica y la consecución de un buen resultado ya que si se administra el botox en el lugar equivocado, puede conllevar a generar una expresión no deseada y totalmente anti-natural.

En Lunik contamos con el mejor método de diagnóstico objetivo y personalizado gracias a la Cámara 3D de Quantificare. Esto nos permite aplicar el tratamiento más adecuado y efectivo a cada uno de nuestros pacientes, obteniendo resultados naturales y armoniosos.