Sabemos que te gusta cuidarte en la medida de lo posible. Por eso hoy en Lunik queremos hablarte sobre los Omegas y su importancia para la salud de las personas.
Existen tres tipos diferentes de ácidos grasos omega y cada uno de ellos se encuentra en diferentes alimentos: mientras que un aguacate es rico en ácidos grasos omega 9, el pescado posee los saludables omega 3.
A continuación te contamos todo lo que debes saber sobre cada uno de ellos y cómo deberías incluirlos en una dieta equilibrada.
¿Qué es un Omega?
Desde un punto de vista nutricional las grasas omega son una fuente natural de nutrientes indispensables para el buen funcionamiento del organismo. Los principales tipos de Omega son:
Omega-3
Este tipo de omega no puede ser fabricado por nuestro cuerpo por lo que resulta muy importante incluirlo en nuestra dieta por medio de alimentos o suplementos, ya que si no corremos el peligro de sufrir una deficiencia. Hay tres tipos básicos de Omega 3:
– Ácido alfa linoleico (ALA): Presente en alimentos vegetales como nueces, semillas de chía, semillas de lino y en cierto tipo de huevos.
– Ácido eicosapentanoico (EPA): Presente en pescados grasos como el salmón. Tiene propiedades antiinflamatorias y reduce el riesgo de padecer enfermedades como cardiopatías, cáncer y artritis reumatoide.
– Ácido docosahexaenoico (DHA): Al igual que el EPA, se encuentra en pescados grasos. Es importante para mantener la salud mental y un buen estado anímico.
Aproximadamente una cuarta parte de la grasa total que consumes en tu dieta debería ser omega 3.
Omega-6
Al igual de lo que ocurre con los omega-3, el cuerpo no es capaz de producirlos, por lo que necesitas conseguirlos de fuentes de alimentación externas. El omega 6 podemos encontrarlo principalmente en los aceites vegetales como el aceite de maíz, el aceite de cártamo, el aceite de sésamo, el aceite de cacahuete y la soja.
Si bien es cierto que los ácidos grasos omega 6 juegan un papel importante en el cuerpo, la proporción con respecto a los omega 3 siempre debería ser proporcional ya que si tienes muchos más que los omega 3, terminas causando inflamación en tu organismo. En pocas palabras: los omega-6 son más saludables que las grasas saturadas y el cuerpo necesita consumirlos en pequeñas cantidades.
Si consumes más omega 6 del necesario puede llegar a ser peligroso, así que trata de reducirlo lo máximo posible. Otra opción es aumentar tu ingesta de omega 3, ya que de esta forma mejorarás de manera automática el equilibrio entre ambos.
Omega-9
A diferencia de lo que sucede con los omega 3 y omega 6, los omega 9 no se consideran esenciales. Tu cuerpo puede producirlos por sí mismo, por lo que incluso en el caso de que su ingesta fuese nula no deberías sufrir una deficiencia.
Alimentos como el aceite de girasol, las almendras, los aguacates y el aceite de oliva (a pesar de que el aceite de oliva contiene omega 3, su gran mayoría es omega 9 por lo que no conviene abusar) son potentes fuentes de omega 9.
Los omega 9 no son estrictamente necesarios, pero también producen beneficios en la salud de las personas que las consumen en pequeñas cantidades y con moderación. Por ejemplo, comerlas en lugar de grasas saturadas puede ayudar a reducir tu colesterol. Además, los estudios más recientes están apuntando a que algunos alimentos ricos en omega 9 juegan un papel importante en la prevención y reducción del riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardíacas.
En pocas palabras: es bueno tener omega 9, ya que son una buena fuente de energía y pueden proporcionar algunos beneficios para la salud. Pero recuerda: ¡no te excedas en su consumo! No son ácidos grasos esenciales, y al igual que con todas las grasas, sus calorías pueden sumarse rápidamente y traducirse en una subida de peso no deseada. ¿Te apetecen unas rodajas de aguacate para acompañar tu ensalada? ¡Perfecto! Simplemente no te comas un plato entero de guacamole.