Cómo cuidar los pies en verano

By in Lunik Blog

El verano ya está aquí, lo que supone días de calor, piscina y playa. Con el verano también llega la hora de decir adiós al calzado cerrado y dar la bienvenida a las sandalias y chanclas, dejando de lado en muchas ocasiones los calcetines, leotardos y medias que habitualmente sirven de protección a nuestras piernas y pies. Esto supone que nuestros pies se vean expuestos a diferentes factores externos, convirtiéndose en una de las zonas más delicadas y sensibles a los cambios de temperatura.

A continuación vamos a hablar de los principales problemas que afectan a los pies durante esta época del año y que además te servirán de ayuda para evitar que tus pies sufran más de lo necesario:

¡Cuidado con usar chanclas todo el día!

Sabemos que en verano las chanclas suelen ser el calzado más utilizado, ya que con el calor y el sudor un calzado cerrado puede llegar a ser molesto. Pero quizás deberías plantearte dejar de utilizar este calzado cuando no sea para ir a la playa o a la piscina. Llevar chanclas durante todo un día y realizar diferentes actividades de la vida cotidiana puede provocar diferentes problemas en los pies. Varios podólogos alertan sobre los riesgos que supone abusar de este calzado. Con las chanclas el pie va suelto la mayor parte del tiempo, sin sujeción consistente y contando con un agarre único en los dedos; fascitis plantar, lesiones en la zona de los dedos, tendinitis e incluso esguinces en los casos más graves.


Como alternativa a las chanclas te proponemos optar por unas sandalias cómodas y bonitas, que además de ser abiertas e igual de frescas cuentan con una sujeción mucho más sólida y eficiente al contar con otro tipo de agarre (tiras, hebillas, cuerdas…) en zonas como por ejemplo el tobillo. A la hora de elegir el material siempre es preferible un tejido transpirable y terso y a poder ser flexible, para que tu pie cuente con movilidad suficiente.Época de decir “hola” a las rozaduras y ampollas. La eterna pesadilla a la hora de estrenar calzado o ponerte tus zapatos favoritos sin calcetines, sobre todo el verano son las rozaduras. La fricción de la piel contra el tejido de las sandalias y zapatos tiende a tocarse y como consecuencia aparece una herida, generalmente en el talón, que nos impide hacer uso de otros calzados que en condiciones normales no nos hacen daño. En el caso de las ampollas, en lugar de herir la zona en concreto, la piel se levanta formando vesículas que acumulan líquido en su interior.

¿La solución? Las rozaduras y ampollas tienden a curarse por sí solas en la mayoría de los casos, pero es muy importante llevar a cabo una serie de cuidados durante el periodo de curación para que no haya ninguna complicación ni infección. En primer lugar hay que tratar de desinfectar la zona afectada y a continuación cubrirla con una gasa o compresa; si estás en esta incómoda situación, te aconsejamos que optes por apósitos resistentes al agua de venta en farmacias y parafarmacias, de esta manera podrás hacer vida normal tanto en la playa como en la piscina además de aliviar el dolor y prevenir la aparición de nuevas rozaduras o ampollas. En el caso de que la piel esté totalmente curada y seca, hay que permitir que se desprenda por sí sola cuando la capa de la piel de la epidermis haya sido regenerada.

Sequedad excesiva de la piel

La piel seca en cualquier zona del cuerpo puede llegar a resultar bastante molesta. Si ya de por sí nuestros pies y manos son una zona delicada con tendencia a la sequedad, en verano esta condición se acentúa todavía más. El calzado abierto y las altas temperaturas típicas de verano llevan consigo un aumento de la sequedad de la piel generalizada, afectando en especial a los pies y más en concreto a la zona de la planta y del talón.


Como consecuencia se producirá la formación de grietas y en algunas ocasiones de hiperqueratosis, o más comúnmente llamada dureza o callo , en la que aparecen bordes blanquecinos debidos a la acumulación de queratina por la compactación de células muertas en la piel causado generalmente por la falta de hidrataciónlas rozaduras o la utilización de un calzado inadecuado que no está proporcionando un buen apoyo. Para poner solución a este problema hay varios tratamientos:

  1. Lavar o remojar los pies en agua tibia y utilizar un jabón suave.
  2. Exfoliar la zona, de forma casera con mezclas a base de azúcar y limón o acudiendo a un profesional que siempre nos proporcionará la mejor opción exfoliante para poner fina las rugosidades y pieles muertas.
  3. Masajear la zona con movimientos circulares para lograr favorecer el riego sanguíneo.
  4. Secar cuidadosamente y de manera suave los pies mojados, poniendo especial atención a las partes situadas entre los dedos. El secado se realizará de forma delicada y sin frotar, para así evitar causar mayor daño a nuestra piel.
  5. Prestar atención en el proceso de secado de los pies, manteniendo una buena higiene y preocupándose en especial por el área de entre los dedos.
  6. Evitar compartir el calzado o las toallas personales con otros.

Sudoración excesiva

En los pies se encuentran un gran número de glándulas sudoríparas que provocan que estos suden. Si existe un sudor excesivo o el calzado está realizado con tejidos transpirables, existe la posibilidad de que aparezcan grietas interdigitales.

La solución a este problema consiste en la aplicación de pomadas antisépticas que favorezcan su curación y cicatrización, evitando posibles infecciones. Los polvos de talco son una buena opción para prevenir esta problemática antes de utilizar un calzado cerrado.

En los casos de hiperhidrosis plantar el médico especialista podrá pautar como tratamiento la administración de inyecciones de Toxina Botulínica. La hiperhidrosis plantar es un trastorno médico que provoca una producción de sudor excesiva en la planta de los pies.  En estos casos tanto el autoestima como la calidad de vida de la persona afectada, puede verse gravemente disminuida. El procedimiento a llevar a cabo, siempre previo diagnóstico de un profesional, consiste en la utilización de agujas para inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica debajo de la piel de la planta del pie, siempre cerca de las glándulas sudoríparas causantes de la transpiración excesiva. Este tratamiento requerirá un seguimiento personalizado y prolongado en el tiempo que permita aplicar inyecciones de Botox durante intervalos variables para mantenerlo seco.

Infecciones cutáneas por hongos

El verano es el momento perfecto para que se den este tipo de infecciones por hongos. La más frecuente es el Pie de Atleta, una infección que se presenta en la zona de los dedos a causa de la humedad excesiva que se concentra en los pies (por la sudoración, el mal secado, las saunas, la piscina…). Para prevenir este tipo de condición se aconseja:

Aparición de verrugas plantares causadas por el Virus del Papiloma Humano, que prosperan en zonas calientes y húmedas, convirtiéndose en un lugar idóneo para su contagio las piscinas, saunas y gimnasios. Estas pequeñas lesiones que se manifiestan en la planta de los pies pueden prevenirse con la utilización de un calzado apropiado (sandalias de goma), disminuyendo de forma muy considerable el riesgo de contagio. En caso de presentar este tipo de verrugas es importante pedir cita con su dermatólogo para que diagnostique y paute el tratamiento adecuado.

El equipo de Lunik le anima a que siga estos consejos para prevenir los principales problemas que sufren los pies durante los meses de verano. El cuidado y la atención a cada parte de nuestro cuerpo marca la diferencia, así que no hay que descuidar una zona tan delicada como lo son los pies.
Visitar a podólogos especialistas y realizarse de pedicuras de manera frecuente es imprescindible para mantener el buen cuidado de los pies.  No olvide que desde Lunik le asesoraremos de manera personalizada en cada caso para conseguir el mejor tratamiento para sus necesidades individuales.